Nos sorprendemos en los países desarrollados de cómo el móvil ha cambiado nuestras vidas en apenas 10 años (de hecho es un tema de conversación recurrente cuando no sabemos de qué hablar…).
Pero no es un fenómeno que se restrinja al ámbito de los países desarrollados. Lo cierto es que sólo el 30% de los móviles del planeta se encuentran en el primer mundo. Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones la telefonía móvil en los países pobres ha crecido un 13.900% en estos 10 años. Son cifras tremendas: Tan sólo en los 49 países que la ONU considera menos avanzados, el número de líneas de telefonía móvil contratadas ha pasado de 2 millones a 280 millones. Y en países en vías de desarrollo como China o India se está produciendo un incremento aún mayor.
En África la penetración de la telefonía móvil es del 45,2%, mientras que la media mundial es del 70% (en España roza ya el 100%). Y no cabe duda de que la extensión de esta tecnología está contribuyendo al avance de su economía: mejora de las comunicaciones = desarrollo de servicios que suplen carencias de otras infraestructuras.
Precisamente la mayor velocidad con la que avanza esta tecnología con respecto a otras y su adaptabilidad a las diferentes economías y culturas, convierte al teléfono móvil en una de las herramientas por las que las ONG pueden y deben apostar para desarrollar o mejorar sus acciones en países en vías de desarrollo.
Y aquí la creatividad juega un papel tan importante casi como el conocimiento tecnológico. Ya hay un buen número de aplicaciones que se les están dando a estos artilugios y cada año se buscan nuevas ideas y aplicaciones a través de concursos.
Las previsiones a corto y largo plazo van en la misma línea, Gartner prevé que el número total de conexiones móviles alcance los 5.600 millones a finales de este año, un 11% más que las cifras del año pasado. Y aunque es Europa y Norte América donde mayor grado de penetración se producirá, también se espera que se uniformen a nivel intercontinental.