Los niños siguen muriendo de sarampión en República Democrática del Congo

Un menor junto a su madre mientras es vacunado
Foto: Tristán PFund/ MSF

Es inaceptable que alguien todavía muera de sarampión en el siglo XXI. Hay disponible una vacuna muy eficaz y barata que protege después de una sola dosis. Sin embargo, en países como la República Democrática del Congo, hay cientos de miles de niños que nunca han sido vacunados y que siguen muriendo a causa de una enfermedad tan fácilmente prevenible    

Estas palabras tan duras y tan reales las ha pronunciado recientemente Amaury Grégoire, miembro del equipo de coordinación de Médicos sin Fronteras en aquel país, quien además recuerda que esta situación es sólo la última evolución en curso de una epidemia que afecta a RDC desde 2010 y que es particularmente mortal entre los menores de cinco años.

Tres meses después de que la ONG emitiera una alerta sobre una epidemia de sarampión en las provincias de Equateur y Orientale, en la zona norte del país, para llamar la atención sobre la falta de recursos disponibles para el personal de salud, el problema sigue existiendo.

Y es que la enfermedad es extremadamente contagiosa y puede diseminarse con rapidez en países como RDC, con graves carencias en su sistema sanitario. Con este escenario, el sarampión provoca graves complicaciones médicas y la mortalidad puede alcanzar hasta el 25% de los casos.

Tres personas sobre una vieja motocicleta
Foto: Tristán PFund/ MSF

A pesar de que desde marzo de 2010 MSF ha tratado a más de 18.500 pacientes y ha vacunado a 440.000 niños, se sigue necesitando mucha ayuda, tal y como cuenta Nathalie Gielen, responsable del equipo de MSF que ha regresado de la zona sanitaria de Djolu:

Vemos muchísimas tumbas pequeñas, recientemente excavadas a lo largo de los caminos. Hemos contado 35 muertos en una aldea. Un padre nos dijo que había perdido siete hijos en tres  semanas. Viajando de un pueblo a otro, oímos una sola palabra: sarampión. La gente está asustada y desesperada. Están pidiendo ayuda

La situación ha adquirido unas dimensiones tales que el sistema de salud del país se ha desbordado, tal y como cuentan desde la ONG. Sucede que con frecuencia se quedan sin medicamentos y no encuentran personal cualificado. Además, la falta de caminos transitables hace que sea difícil llegar a los centros y facilitar suministros.

A esto se une que la cadena de frío, crítica para asegurar la eficacia de la vacuna, se interrumpe con frecuencia a causa de la falta de equipos o electricidad en las áreas más remotas.    

Basta un ejemplo para ilustrar la complicada situación: en la zona sanitaria de Yahuma, donde MSF ha vacunado ya a 76.000 niños, el centro de salud cuenta tan solo con dos refrigeradores y una moto averiada para dar servicio a un área con una extensión similar a la Comunidad Valenciana.

Sin duda, resulta difícil entender cómo en pleno año 2013 miles de personas siguen muriendo en el mundo a causa de una enfermedad que para nosotros hoy es fácilmente prevenible y tratable y que no representa, ni de lejos, una causa de mortalidad.