La fiebre del oro hace subir el termómetro de la deforestación en la Amazonía

Río Amazonas
Foto: Greenpeace

En 2008, la crisis económica instalada en Perú, asociada al incremento del precio del oro, provocó un auge de la actividad minera en busca del preciado metal. La repercusión sobre el medio ambiente es tal que la superficie ocupada por las explotaciones mineras en la Amazonía occidental ha aumentado un 400% entre 1999 y 2012.

Así lo asegura un estudio que analiza la evolución de las prospecciones petrolíferas en torno a los ríos de la región peruana de Madre de Dios. La investigación, publicada en la revista PNAS, se ha basado en imágenes por satélite, mapas aéreos y datos de campo y está elaborada por investigadores del Instituto Canergie de Ciencias de Stanford (Estados Unidos) y del Ministerio de Medio Ambiente peruano.

Una sola hectárea de la región tiene más de 300 especies de árboles, según los autores de esta investigación, que ponen de manifiesto la cualidad de la zona de ser especialmente rica en biodiversidad.

Además, las reservas de carbono superan las 100 toneladas por hectárea y las poblaciones de depredadores, como los jaguares, y de grandes primates se incluyen entre las mayores del planeta. Por todo esto, según el estudio:

Extraer el oro que subyace en la selva supone una amenaza para la biodiversidad y para el carbono secuestrado en las plantas y los suelos que cubren los depósitos

Los resultados del análisis de datos recabados para el estudio nos hablan de un aumento de la extensión ocupada por la actividad minera de 10.000 hectáreas en 1999 a más de 50.000 en septiembre de 2012.

El sector de la minería ilegal

Los autores de la investigación consideran que este fuerte incremento se debe a la aparición de nuevas explotaciones de actividad clandestina, que en 2012 representaban el 51% del total de la actividad minera en la región. Tanto es así que el impacto ambiental que provocan estas pequeñas operaciones es equiparable al producido por las tres grandes minas de la zona.

Las soluciones propuestas por los investigadores para luchar contra la deforestación de la Amazonía incluyen una mejor legislación de cara a proteger las selvas tropicales y los cursos de agua, así como un mayor control de la especulación con el oro en los mercados financieros.