El plan de la ONU: un banco tecnológico para los países en vías de desarrollo

En los 48 países menos desarrollados del mundo, hogar de 900 millones de personas, un 90% de la población no tiene acceso a Internet. No se trata de una cuestión menor: estas limitaciones suponen un obstáculo difícil de sortear para quienes trabajan por el progreso en estos lugares; y además, provocan que crezca cada vez más la brecha entre los países que disfrutan del desarrollo tecnológico y aquellos que no tienen acceso a la innovación.

De la preocupación ante estas circunstancias surgió, durante una conferencia de la ONU celebrada en Turquía en mayo de 2011, la idea de realizar un esfuerzo a escala internacional que acelere la llegada de las nuevas tecnologías a los países pobres. Pero el paso más importante se dio a finales de noviembre de 2014, cuando el secretario general de la ONU anunció el establecimiento oficial de un equipo encargado de explorar la posibilidad de crear un banco tecnológico.

¿En qué consiste exactamente? Este banco actuaría sobre tres áreas distintas:

  • Un banco de patentes que permitiría a los países menos desarrollados acceder a derechos de propiedad intelectual, sin que esto perjudicase los intereses de sus propietarios.
  • Mecanismos de apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación, para mejorar las capacidades y herramientas disponibles en los países destinatarios.
  • Estrategias para la creación de redes que mejoren el acceso a literatura científica de los investigadores de los países en vías de desarrollo, así como para fortalecer sus propias comunidades de investigación.

Además de estudiar la viabilidad del proyecto, el equipo especializado de la ONU trabaja para definir la manera de operar y las vías de financiación del banco tecnológico. Se espera que presente sus conclusiones durante el próximo verano, con el objetivo de que el banco comience a operar en septiembre. Su funcionamiento pleno, en cualquier caso, no llegaría antes del año 2017. Lo que está claro es que, si sale adelante, muchos países podrían encontrar pronto en la tecnología un arma poderosa en su batalla contra la pobreza.