Miguel Fernández no aparece en las noticias. No es alguien con un cargo de responsabilidad en ninguna institución ni en ninguna multinacional de las que copan los titulares. No es una persona popular, no aparece en revistas y nadie le menciona en redes sociales. Pero para un grupo de alumnos de una de nuestras Escuelas Infantiles Montemadrid, Miguel es importante y con él viven algunos de sus mejores momentos en el día a día de la escuela.
Algunos pedagogos afirman que el espacio es el tercer educador, la familia es el primero y los profesores los segundos. Miguel Fernández es casi como un profesor y, en buena medida, parte de la familia. Tuvo a sus hijos en la Escuela Infantil Adela Abrines hace cuarenta años y recientemente ha tenido a sus nietos. Y, aunque ya se han ido, él se ha quedado con nosotros como voluntario y como sabio impulsor del proyecto del huerto que se desarrolla en el colegio.
“Después de tener en esta escuela a mis hijos y mis nietos, me gusta venir a ayudar en todo lo que puedo – nos cuenta -. Hemos organizado un huertecito y ahora estamos haciendo la siembra de plantas con los pequeños. Me encanta hacerles participar y que aprendan cosas de la naturaleza. Creo que todos los niños deberían disfrutar de meter las manos en la tierra”.
“Miguel nos enseña diferenciar unas plantas de otras, a plantarlas, a abonarlas, a regarlas, nos dice que debemos cuidarlas y protegerlas…”, nos cuenta Valentina Benéitez, directora de este centro. “Pero no solo nos enseña esto, nos trasmite el amor por la tierra, la constancia, el valor de trabajar juntos, la dedicación, la alegría de recoger frutos cuando hemos dedicado tiempo y esfuerzo a ello”.
“Al final,
CONSERVAREMOS solo lo que amamos,
AMAREMOS solo lo que entendamos,
ENTENDEREMOS solo lo que nos enseñen…”
(Baba Dioum)
Medio ambiente, educación, emoción, relaciones intergeneracionales, todo esto nos enseña el abuelo Miguel, al que queremos y estamos enormemente agradecidos. Probablemente no aparecerá en un titular de un diario o un reportaje de noticiario. Pero muchos niños recordarán, dentro de muchos años, que Miguel les enseñó muchas cosas.
Por eso le dedicamos el mes de junio en nuestro calendario de #GenteMontemadrid. ¡Gracias!