“Estamos yendo a un mundo sin plásticos”. Entrevista a Enrique Segovia de WWF España

Recoge el guante, por una naturaleza sin plásticos, campaña de WWF

El 3 de julio se celebra el Día Internacional libre de bolsas de plástico, con un objetivo claro: reducir su consumo. Sin duda, se trata de uno de los objetos más cotidianos y también uno de los más perjudiciales para el medio ambiente. Algo que no solo llega a las playas sino que acaba dentro de los alimentos que comemos y hasta el aire que respiramos. Desde Fundación Montemadrid, fieles a nuestro compromiso con la conservación del medioambiente y la salud del planeta y los seres que lo habitamos, queremos concienciar sobre ello, y más ahora que han aparecido elementos nuevos que antes no formaban parte de nuestro día a día: los guantes y las mascarillas que nos protegen del contagio del Covid-19. Hemos querido dar voz en este espacio a WWF, una de las organizaciones que más hace por limitar y reducir la expansión de los plásticos. Hablamos con Enrique Segovia Bernaldo de Quirós, Director de Conservación de WWF España.

La ONU estima que cada año se arrojan al mar 13 millones de toneladas de plástico y que la mitad de este material producido a nivel mundial es para artículos de un solo uso. En el Mediterráneo, se vierten unas 570.000 toneladas de plástico cada año, el equivalente a 33.800 botellas de plástico por minuto. ¿Cuál es vuestro trabajo en WWF para conseguir una naturaleza sin plásticos?

Desde WWF trabajamos en tres líneas. Por un lado, la acción política. Presionamos para que se eliminen plásticos de un solo uso. En este sentido, la normativa europea es bienvenida y la española, a través del anteproyecto de ley de envases para julio 2021, una buena noticia. Trabajamos también para conseguir que haya una normativa que garantice que no lleguen plásticos al mar y que los productores asuman su responsabilidad. En los territorios hay sistemas de recogida diferentes, por lo que con una normativa clara y homogénea podemos conseguir proteger los océanos y cubrir ese vacío legal. Además, trabajamos con empresas para buscar alternativas al uso de plástico. Hay plásticos a los que se les puede dar más usos, ya que son plásticos necesarios, como los que se utilizan en quirófanos y en la red sanitaria, donde ya se empiezan a emplear bioplásticos. En el sector de la alimentación es donde más se está intentando promover un uso racional y sustituirlo por otros menos contaminantes. Por último, la sensibilización ciudadana. Como nuestra campaña Naturaleza sin plásticos. Ahora mismo el 70% del uso del plástico lo tratamos como un desperdicio. Es una manera ineficiente de manejar un recurso limitado como es el petróleo.

Ahora mismo el 70% del uso del plástico lo tratamos como un desperdicio, de usar y tirar, no le damos otro uso

Ahora han aparecido unos elementos nuevos, las mascarillas y los guantes, ¿vais a hacer algo específico para concienciar sobre ello?

Tenemos la campaña Recoge tu guante, por una naturaleza sin plásticos. Con el Covid-19, la utilización del plástico de un solo uso ha resurgido en el ámbito sanitario y en el doméstico. Los guantes, por ejemplo, son prescindibles para el contagio del Coronavirus; lavándote y desinféctate las manos frecuentemente y en profundidad y usando gel hidroalcohólico se puede reducir su consumo. En cuanto al uso de las mascarillas, se aconseja usar las reutilizables, que se pueden encontrar fácilmente en farmacias. Y ambas siempre han de tirarse al contenedor de restos o general (gris) y nunca al amarillo o marrón.

¿Qué zonas son las más perjudicadas aquí en España? ¿Y a nivel global?

A nivel global, donde está el mayor nivel de impacto es en Asia, por la cantidad de población y porque aún no hay buenos sistemas de recogida. En España, a nivel terrestre, existe en todas las áreas debido a los impactos provocados por el uso agrario, el plástico de los invernaderos, etc., que termina llegando al mar. Y el mar lo termina llevando a las playas. Las urbanas se limpian más y quizás sea menos visible, pero las salvajes son las que más impacto sufren. Por ejemplo, en el archipiélago Chinijo, en el noreste de las islas Canarias. En La Graciosa es donde siempre recogemos toneladas de plásticos cada año, que vienen arrastrados por las corrientes de las mareas. Pero está en todas partes. Sin ir más lejos, el otro día en la cuenta de Twitter del CSIC hablaban de que se habían encontrado plástico en los intestinos de sardinas y anchoas en las zonas de Alicante y León, en mar y ríos respectivamente, con cada vez más probabilidad de que los individuos lo ingiramos.

 

Se ha avanzado mucho en la reducción de las bolsas de plástico. Muchos supermercados las han suprimido, sustituyéndolas por cartón o bolsas de tela que pueden volver a usarse. ¿Se puede vivir sin plástico? ¿Es fácil encontrar sitios donde se evite su uso?

Sí. Hasta el Covid estábamos asistiendo a un fenómeno y a una revolución contra el uso de las bolsas de plástico, que se empezaron a hacer visibles en el mar y eso provocó una corriente a nivel mundial para luchar contra las bolsas de plástico de un solo uso. En los supermercados comenzaron a no darlas o a cobrar si te la querías llevar. Con el Covid se ha frenado un poco esta revolución y la industria del plástico lo ha aprovechado asociando el plástico a la protección del virus. Ha habido una avalancha de alimentos envueltos en plástico, con alimentos frescos sobreempaquetados, y ha aumentado el uso de guantes y mascarillas de usar y tirar, que no se reciclan. ¿Podemos vivir sin plástico? Claro que podemos. Tardaremos más o menos, pero estamos yendo a un mundo sin plásticos.

Se puede contribuir a la economía circular y hacer que nuestra basura tenga una segunda vida, ¿qué consejos nos das?

Como consumidor, mi consejo es reducir el consumo de plástico poco a poco. Por ejemplo: hacer un día sin plástico. Tratar de vivir sin él un día a la semana y apuntar en un papel cada vez que encuentras plástico para reflexionar cómo racionalizarlo y cuál sería su alternativa. ¿Consejos? Si vas a comprar la fruta y la verdura al peso, que no te lo den en plástico; lleva tu propia bolsa de tela o carro de la compra; prueba detergentes y productos de limpieza eco; compra productos como geles y jabones sólidos; lleva tus propios envases rellenables; compra a granel.

Hemos reaccionado tarde, cuando el mar nos ha devuelto el plástico. Hemos perdido de 10 a 20 años para poder concienciar sobre el consumo de usar y tirar.

En ese sentido, ¿crees que ha habido políticas eficientes para frenar el tema?

 Se están poniendo en marcha, pero deberían ser más ágiles y ambiciosas, se tarda mucho en hacer normativas nuevas. La que entra en vigor dentro de poco en la Unión Europea es la que prohíbe los plásticos de un solo uso a partir de julio de 2021. Sin embargo, para la industria textil y agrícola se da un plazo de cinco años. Y son industrias que ya están preparadas para reducir el consumo y paralizar el impacto usando, por ejemplo, la fibra textil. Hemos reaccionado tarde, cuando el mar nos ha devuelto el plástico. Hemos perdido de diez a veinte años para poder concienciar sobre el consumo de usar y tirar.

¿Cuál es tu visión del uso de plástico en los próximos 10 años?

Vamos a acabar con los plásticos de un solo uso de una forma rápida y debe haber una complicidad de la propia industria para buscar alternativas para reciclar y limpiar. A través de la penalización o con tasas para regularlo se pueden conseguir más medidas, pero estas deben ser asumibles por la ciudadanía.