Las hipótesis sobre la posible relación entre la actitud de las personas y el estado del cerebro en la vejez, momento que puede derivar en enfermedades degenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, es afirmativa según un equipo de psicólogos de la Washington University en St. Louis.
Según la investigación, durante el envejecimiento se produce una reducción en los volúmenes de algunas partes del cerebro, concretamente en la parte prefrontal y temporal media, vinculadas a la emoción y al procesamiento de la información. No obstante, estas reducciones no se producen de igual manera en todo el mundo, sino que depende de los rasgos de la personalidad de cada uno.
La neurosis, la extraversión y la escrupulosidad son los tres rasgos de personalidad investigados por su relación con los cambios cerebrales derivados del envejecimiento. De esta manera, las personas más neuróticas tienen volúmenes más pequeños de materia gris en estas áreas del cerebro que las menos neuróticas, mientras que con la escrupulosidad ocurre lo contrario.
Estos resultados abren una puerta hacia la comprensión de cómo la personalidad puede afectar al envejecimiento del cerebro y el origen de la demencia o el Alzheimer.