Los voluntarios con discapacidad del Madrid Open 2010

Foto: Voluntarios Madrid Open
Foto: Voluntarios Madrid Open

Esta semana se ha celebrado uno de los torneos más importantes de tenis de España. Se trata del Mutua Madrileña Madrid Open 2010, un evento en el que han participado algunas de las figuras más reconocidas del deporte de la raqueta. Pero hoy no te voy a hablar de la última victoria épica de Nadal ni de los golpes imposibles de Federer, sino de los voluntarios con discapacidad que han colaborado durante diez días para que todo saliera estupendo. De los 669 que han participado en el torneo, quince tenían discapacidad intelectual.

He tenido la oportunidad de estar en la sala en la que se han reunido cada día voluntarios y coordinadores y he visto un compañerismo de lo más positivo. Todos, con o sin discapacidad, han convivido sin diferencias, con una ilusión arrolladora.

El trabajo ha sido el mismo para todos: se encargaban de controlar las entradas y salidas de público mientras se disputaban los partidos. Una labor importante, porque si la gente abandona sus asientos cuando no debe, puede molestar a los deportistas e influir en el desarrollo del juego.

Manuel Paredes, responsable de voluntariado del torneo explica cómo surgió la idea de incorporar personas con discapacidad intelectual:

“El año pasado Cooperación Internacional y la Confederación Española de Organizaciones de Personas con Discapacidad Intelectual (Feaps) contactaron con los organizadores del Open, quienes lo valoraron como algo muy positivo. En 2009 participaron Afandem y la Asociación de Minusválidos de Pinto y este año se ha sumado Adisli”.

Los voluntarios con discapacidad intelectual de cada una de estas tres entidades no pueden ocultar su alegría al participar. Maite, de Afandem, expresa así su ilusión:

“Estar en el Open ha sido uno de mis sueños, repetiría la experiencia sin pensármelo. Ayer, Arantxa Sánchez Vicario me firmó la gorra, pero lo que más me gustaría sería conocer a Rafa Nadal”.

El deseo de Maite es común al resto de voluntarios. Miriam, de Afandem, cuenta con una sonrisa de oreja a oreja:

“Disfrutamos mucho al estar con la gente, al poder ver a los tenistas. Para mí es una experiencia inolvidable”.

Antes del torneo y durante los partidos de la fase previa, los monitores de sus respectivas asociaciones enseñaron a los voluntarios con discapacidad sus tareas. A los pocos días, éstos ya no necesitaban ayuda. Paredes se muestra encantado con su labor:

“Son como cualquier otro voluntario, pero además muestran mucho cariño, son muy atentos y enseguida están dispuestos a ayudar”.

La alegría e ilusión que transmiten estos quince voluntarios es cautivadora. Desde la organización del Open dan por seguro que para próximas ediciones volverán a contar con ellos. Acertarán seguro, les resultará difícil encontrar mejores voluntarios.