Unos 300 voluntarios decidieron participar de un estudio liderado por Kirk Erickson, de la Universidad de Pittsburgh entre 1995 y 2008, con el fin de descubrir hasta qué punto el ejercicio influía en la enfermedad del Alzheimer. Así que a los participantes, se les propuso caminar 14 kilómetros a la semana.
Y las conclusiones han sido claras: se observó que los que más caminaban tenían la mitad de riesgo de desarrollar esta dolencia y otros trastornos de la memoria. Por lo que según el estudio, caminar esas nueve millas mensuales (los 14,5 kilómetros de los que te hablé antes) prevendrían en gran medida el sufrir Alzheimer.
Las conclusiones han sido ya publicadas en la revista ‘Neurology‘, de la Academia Americana de Neurología.
EVOLUCION DEL ESTUDIO
La investigación ha llevado su protocolo: en 2004 se constató que los que caminaban semanalmente en torno a 14 kilómetros eran los que tenían en mejor estado sus facultades cognitivas, lo que confirmaron los escáneres cerebrales realizados a los participantes en el estudio.
En 2008, 116 de los voluntarios (el 40%) había desarrollado algún tipo de demencia o trastorno cognitivo, siendo la incidencia un 50% superior en los que sólo caminaban pequeñas distancias o no caminaban nada. Estos resultados apuntan que se deberían desarrollar programas de ejercicio para personas mayores como medida preventiva de la enfermedad.