La ‘discapacidad laboral’ en el trastorno bipolar

Luis Gutiérrez Rojas recibiendo el tercer premio de investigación en el ‘IV Encuentro Hispano-luso de Adherencia Terapéutica’No sé si será casualidad o no, pero sigo recibiendo información que me impulsa a denunciar las dificultades que encontramos las personas con trastorno bipolar para integrarnos en el mercado laboral, aunque esta vez traigo datos y consejos que si bien no ayudan tanto como esperaba, colaboran con mi afán de que se vaya sabiendo más sobre la enfermedad que padezco y contribuye a la ingente empresa de acabar con el estigma adosado a la enfermedad mental esclareciendo.

Bajo el título de “La mitad de los pacientes con trastorno bipolar sufre alguna discapacidad laboral, social o familiar”, me llega a mi correo un trabajo realizado por la Universidad de Granada, interesante y que comparto con vosotros.

Me agrada que el estudio haya sido premiado recientemente con el tercer premio de investigación en el ‘IV Encuentro Hispano-luso de Adherencia Terapéutica’, que fue celebrado en Oporto (Portugal), porque refrenda mi deseo de acabar de una vez por todas con el estigma que llevamos en nuestras espaldas todas y cada una de las personas que padecemos una enfermedad mental.

La investigación ha analizado los factores asociados a una mayor discapacidad laboral, social y familiar en una muestra de 108 pacientes diagnosticados de trastorno bipolar y da como resultado que el 50% de ellos (nosotros) sufren (sufrimos) algún tipo de discapacidad laboral, social y familiar, y el 20% aproximadamente presentan (presentamos) discapacidad en estos 3 niveles.

Los datos aparecen en un artículo científico publicado recientemente en la prestigiosa revista ‘Psychiatry Research’ y llevan la firma del doctor Luis Gutiérrez Rojas, miembro del Grupo de Investigación en Psiquiatría y Neurociencias de la Universidad de Granada, que dirige el catedrático Manuel Gurpegui Fernández de Legaria.

Lo más importante de esta investigación es que revela que la discapacidad a nivel laboral (es decir, la dificultad para poder trabajar y desempeñar un trabajo normalizado) en estos pacientes está relacionada con la alta recurrencia (mayor número) de episodios maníacos (euforias), sufrir tres o más hospitalizaciones psiquiátricas (episodios de gran intensidad), sufrir sintomatología depresiva y tener un bajo nivel educacional. Sin embargo, un dato que ha llamado mi curiosidad es que “la dependencia nicotínica (una alta adicción al tabaco) puede ser más discapacitante para los pacientes con trastorno bipolar laboralmente que los síntomas depresivos”.

Por otro lado, es consabido que el apoyo social es crucial para las personas con esta dolencia y a este respecto Gutiérrez Rojas afirma que:

“la discapacidad a nivel social (dificultad para establecer relaciones fuera de la familia e integrarse socialmente) en estos pacientes se asocia a sufrir un mayor número de hospitalizaciones y episodios depresivos y tener síntomas activos de depresión. Tener un gran apoyo social se asocia a una menor discapacidad social en estos pacientes”.

Además, la investigación, por último, se centra en lo que denominan discapacidad familiar, que es la dificultad para tener buenas relaciones entre el paciente y otros miembros de su familia. Este tipo de discapacidad se asoció a las hospitalizaciones, los episodios maníacos y la sintomatología depresiva y con una mayor puntuación en la escala CAGE (que mide el abuso de alcohol).

Con estos resultados en la mano, Gutiérrez Rojas sostiene que:

“si queremos evitar la discapacidad en los pacientes con trastorno bipolar, tenemos que evitar la recurrencia de la misma (evitando los episodios depresivos y maníacos) y actuar con prontitud para que los episodios se traten desde el primer momento y no desemboquen en una hospitalización”.

El investigador también señala que la dependencia al tabaco, además de serias secuelas a nivel físico, está asociada a un peor pronóstico de la enfermedad bipolar. Al mismo tiempo, el apoyo social debe ser mejorado e incrementarse en aquellos pacientes que no lo tienen. Por ejemplo, con la actual ley de dependencia puede intentarse buscar ayuda a domicilio (en vez de una ayuda económica) o aconsejar al paciente que acudan a grupos de terapias con otras personas que sufran la misma dolencia para encontrar educación y apoyo.

Por último, la investigación apunta que el abuso de alcohol es especialmente conflictivo a nivel familiar y es la sustancia adictiva más ‘usada’ en esta enfermedad. Explorar y detectar dicho consumo en estos pacientes es especialmente importante si queremos mejorar sus relaciones familiares. ¡Menos mal que odio el alcohol!

En fin… son buenas indicaciones, datos que ilustran y está bien que la información respecto a un trastorno como el bipolar se difunda. Pero todavía queda mucho que hacer, especialmente educar, concienciar a todos y cada uno de los estratos de la sociedad. Estamos en ello.