Antes de julio de 2012, se va someter a debate en la ONU el texto del futuro Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas, un documento global que establecerá una normativa para regular de manera estricta el comercio internacional de armas.
Hasta ahora, según la ONG Amnistía Internacional, hemos visto como en todo el mundo se cometían crímenes de guerra, torturas y otros graves abusos de derechos humanos mediante el uso de una gran variedad de armas, municiones y equipamiento militar y de seguridad, cuyo suministro, con frecuencia, era prácticamente ilimitado.
Ante esta situación, la organización lleva haciendo campaña desde la década de 1990 para que los estados pongan fin a las autorizaciones de transferencias irresponsables de armas y rindan cuentas ante la comunidad internacional.
Cuando el Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas comienza a gestarse, la ONG considera esencial que el texto incluya “normas firmes que protejan los derechos humanos y eviten que las armas se envíen a quienes, con mayor seguridad, las utilizarán para cometer graves violaciones de esos derechos”, además de “un listado de control que incluya todos los tipos de armas, municiones y otro armamento”.
En este contexto, pide también “normas claras de aplicación y vigilancia del Tratado, con la obligación de presentar informes para garantizar su cumplimiento”.
Y es que Amnistía Internacional considera que si existe un riesgo considerable de que las armas exportadas a otro país contribuyan a que se cometan abusos de derechos humanos, estos envíos de armas deben impedirse.