El 25 de mayo es, desde hace más de medio siglo, el Día de África. Fue en 1963 cuando se produjo una reunión de 32 líderes nacionales en Etiopía para formar la Organización de la Unidad Africana (OUA), que hoy conocemos como Unión Africana (UA). La visión de este organismo, según su acta constitutiva, pasa por buscar “un continente africano integrado, próspero y pacífico, dirigido por sus propios ciudadanos y capaz de representar una fuerza dinámica en la arena mundial”.
“Este día no sería posible sin los sacrificios de los padres fundadores y los héroes y heroínas africanas que lucharon para liberar nuestro continente de los restos del colonialismo, el racismo y el apartheid. Si hoy somos libres es por los sacrificios que ellos hicieron”, destaca en Robert Gabriel Mugabe, actual presidente de la Unión Africana y presidente de Zimbabue, en una declaración especial con motivo del Día de África.
Sin embargo, esta jornada no sirve únicamente para rendir homenaje a figuras del pasado: también pretende ser una llamada de atención al planeta entero sobre la importancia de la ayuda al desarrollo para que el continente africano pueda continuar avanzando en su camino hacia la dignidad. Son muy pocos los países parte del Comité de Ayuda al Desarrollo que demuestran con hechos un compromiso solidario real con África; y España no es uno de ellos. Hace tiempo que los países de la ONU acordaron destinar el 0,7% de su PIB a los países en vías de desarrollo, porcentaje que España no ha logrado alcanzar.
La Declaración del Milenio, firmada en 2000 en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, fue una promesa firme de cumplir una serie de objetivos que hoy aún vemos lejos: erradicar el hambre y la pobreza extrema, alcanzar la igualdad entre géneros, reducir de forma drástica la mortalidad infantil, lograr una educación universal… El constante retraso en la consecución de esas metas afecta a África más que a ningún otro territorio.
Pero no todo son malas noticias, ni mucho menos. África también cuenta en la actualidad con ejemplos inspiradores, como el del poeta y novelista nigeriano Ben Okri. Si todavía no conoces sus obras, te animamos a hacerlo: puedes comenzar, por ejemplo, con ‘El camino hambriento’ acaso la más conocida. En las obras de este autor podrás percibir lo que en él ha dejado su experiencia personal en la guerra civil de Nigeria, que vivió siendo apenas un niño.
Y por supuesto, también está su compatriota Okwui Enwezor, un artista multidisciplinar y personalidad clave en el mundo del arte contemporáneo africano, en especial en su faceta de curador y director de eventos de primer orden. Por algo está en el número 24 del ranking mundial de autoridades artísticas de ArtReview. Su trabajo y su éxito son también un impulso para el futuro de la juventud africana.