Fundación Montemadrid da por finalizadas las obras de restauración de la Puerta de Toledo de Ciudad Real, una joya de la arquitectura de la que este sábado 28 de marzo se cumplen 100 años de su declaración como Monumento Nacional. La Puerta de Toledo es el testimonio más importante que se conserva del recinto amurallado de cuatro kilómetros y medio que defendía la entonces denominada Villa Real, fundada por Alfonso X el Sabio. Fue mandada erigir en el Camino Real de Toledo a Sevilla, de ahí su nombre, por el Rey de Castilla y León, Alfonso X, en la segunda mitad del siglo XIII.
La restauración de la Puerta de Toledo de Ciudad Real ha supuesto la inversión de 700.000 euros, aportados por la Fundación Montemadrid, en el marco de un convenio de colaboración más amplio con el Ayuntamiento de la ciudad suscrito en julio de 2009. Merced a este acuerdo, el Ayuntamiento se ocupaba de la reordenación del tráfico y la urbanización del entorno de la puerta y la Fundación Montemadrid de la restauración del monumento. Junto a la resolución de los graves problemas que afectaban a su conservación y a la adopción de medidas que permitirán el acceso controlado del público al interior de la puerta, este proyecto ha permitido profundizar en el conocimiento histórico de Ciudad Real.
Por sólo citar algunos aspectos de la investigación arqueológica realizada, se ha descubierto la cimentación de la primitiva cerca de la ciudad, de Alfonso X, se ha comprobado la existencia de un segundo cuerpo de fábrica que doblaba la altura de la puerta, o se han exhumado y protegido las balsas de hielo que durante el siglo XIX proveían a la ciudad de este producto para su almacenaje en los distintos pozos de nieve que existían. Así mismo, estas obras han descubierto y restaurado elementos de la puerta, hasta ahora ocultos y desconocidos, de gran belleza: cuatro bustos esculpidos en las claves de las bóvedas, asociados a la imagen real e imperial de Alfonso X, y la pintura mural, simulando un despiece de sillería con pintura azul cobalto, que cubre las bóvedas aquitanas.
Este proyecto de investigación y restauración sobre una parte importante de la historia de Ciudad Real, que ha sido divulgado en el XXIIIrd International CIPA Symposium de Praga, ha sido, además, un exhaustivo trabajo de investigación en el que ha participado un equipo interdisciplinar conformado por algunos de los mejores expertos de España en restauración monumental y en patrimonio histórico fortificado: Carlos Clemente, arquitecto, director de los planes directores y restauración de los castillos de Molina de Aragón, Jadraque o el conjunto fortificado de Dalt Vila en Ibiza, entre otros muchos, y premio Europa Nostra por la rehabilitación de la Universidad de Alcalá de Henares; José María García de Miguel, Director de la Cátedra Unesco de Petrología de la Universidad Politécnica de Madrid; Ildefonso Ramírez, arqueólogo, director de numerosas excavaciones en monumentos como las murallas de Atienza, Guadalajara, Cáceres o la ciudadela de Erbil en Irak; La Asociación Española de Amigos de los Castillos, fundada en 1952, autora del Inventario de Arquitectura Fortificada de España, consultora permanente del Ministerio de Cultura en el Plan Nacional de Arquitectura Defensiva y Premio Europa Nostra de Investigación; Vicente García Lobo, Catedrático de Paleografía y Diplomática de la Universidad de León; o la propia Fundación Montemadrid, cuya trayectoria en el ámbito de la restauración monumental le ha valido numerosos reconocimientos como tres premios Europa Nostra o las Medalla de Oro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, del Ministerio de Cultura, de la Real Fundación Toledo, del Ayuntamiento de Cádiz, de la Asociación Española de Amigos de los Castillos o del Obispado de Pamplona.