El Centro Ponce de León cumple 50 años como referente en inclusión educativa

En los tres centros integrados, el educativo, el ocupacional y el especial de empleo, todos los usuarios, alumnos y profesionales se expresan indistintamente en lengua oral y lengua de signos, eliminando las barreras de comunicación.

El 27 de abril de 1973 se inauguró el Centro Ponce de León de Fundación Montemadrid, un colegio destinado exclusivamente a la formación de niños y jóvenes sordos, donde posteriormente se integraron alumnos oyentes. Actualmente, de los 400 que estudian en el centro educativo, el 22% son sordos y el 44% tiene necesidades educativas especiales y están perfectamente integrados con un sistema bilingüe donde la comunicación es indistintamente en lengua oral y lengua de signos española.

Esta diversidad se afronta con dos tutores por aula, uno referente en lengua oral y otro en lengua de signos, además de terapeutas, logopedas y especialistas de apoyo. Todos los profesionales se comunican en las dos lenguas y la atención a cada niño es personalizada para que desarrolle al máximo sus capacidades.

El éxito escolar del 93% demuestra que los beneficios de este modelo educativo son para los alumnos con y sin discapacidad. De los últimos, los que acuden al centro son mayoritariamente residentes en el barrio de Villaverde, y no sólo tienen garantizada una óptima formación académica, sino que terminan siendo bilingües añadiendo la lengua de signos a su currículo, y aprenden habilidades tan esenciales como el trabajo en equipo y la aceptación y el respeto por la diversidad de las personas.

Montserrat Pérez, directora pedagógica, explica que “todo nuestro pensamiento y quehacer educativo está enfocado en cada niño y sus características. Nos basamos en el diseño universal del aprendizaje, en el que cada alumno es único y hay que trabajar desde él y para él.”
“Los momentos más difíciles para nuestro equipo es no poder resolver circunstancias muy duras de la vida de las familias que acuden a nosotros o no tener capacidad material para atender todas las solicitudes que nos llegan desde los rincones más diversos de España”, relata Montserrat.

El mes de abril es periodo de inscripción en el colegio y reciben llamadas de familias de Barcelona, Toledo o Sevilla, para que sus hijos con discapacidad auditiva puedan estudiar en el Ponce de León. “Es impactante, porque no les importa cambiar su vida entera para que sus hijos estudien en un ambiente de inclusión”, cuenta Belén García, jefa de Estudios y jefa del Departamento de Orientación. “Lamentablemente, no podemos asumir todas las solicitudes, ya que respetamos la ratio de cinco niños sordos por los veinte que hay en cada aula para conseguir ese objetivo de inclusión real.”

©MIGUEL BERROCAL

Con motivo del aniversario del colegio, se ha organizado un encuentro de profesionales, alumnos, exalumnos, usuarios, trabajadores del centro especial de empleo y sus familias, así como entidades colaboradoras y representantes de los ámbitos de la educación, la acción social, la cultura y la administración.

Para Cristóbal Sánchez, subdirector de Programas y Centros de Fundación Montemadrid, “el Ponce refleja todos los ámbitos en los que trabaja la fundación. Educación, con el colegio y los ciclos formativos de FP; acción social, con los centros ocupacional y especial de empleo, y con las familias de esta zona extraordinaria de Madrid; medioambiente, con los Huertos Montemadrid; y cultura, impulsando el acercamiento de nuestros alumnos y usuarios a todas las formas artísticas, incluidas la música y la danza.”

Un ejemplo de ello es el taller «Silencio, se baila« que realizan durante todo el curso escolar los alumnos sordos y oyentes. Propiciado por la Compañía Nacional de Danza, muy comprometida con el proyecto educativo del Ponce con el que viene colaborando desde 2015, el taller tiene como objetivo que todos los alumnos puedan acceder a esta forma de expresión para darles nuevas herramientas de comunicación. Según Joaquín de Luz, director artístico de la CND, “son superhéroes que aprenden y crecen juntos, ayudándose entre ellos, y que encuentran en la danza un estímulo inspirador.” El bailarín y coreógrafo asegura que “verlos bailar me llena de alegría y también ellos son inspiración para mí.”

Además, han disfrutado de esta celebración los usuarios del Centro Ocupacional Ponce de León, inaugurado en el año 2000. Destinado a personas adultas con discapacidad intelectual, a las que se les da herramientas y formación para su máximo desarrollo y autonomía, en 2019 el ocupacional fue nombrado por la Asamblea de Madrid Centro Preferente en Atención a Personas con Discapacidad Auditiva

Asimismo, los profesionales del Centro Especial de Empleo, compuesto por una empresa de artes gráficas y unos huertos urbanos, han estado en la celebración. En el centro trabajan 9 personas con discapacidad intelectual y/o auditiva perfectamente integrados en un ámbito laboral donde la comunicación es bilingüe.
La imprenta nació a la vez que el centro ocupacional y los Huertos Montemadrid se inauguraron en 2016, convirtiéndose en un espacio más del Ponce. Un proyecto de ocio saludable para los madrileños que quieran disponer de su propia cosecha ecológica en la capital y donde hay parcelas que se destinan a entidades sociales. Aquí los alumnos y usuarios aprenden el valor del contacto con la tierra y el cuidado del medioambiente.

Con medio siglo de vida, el Centro Ponce de León sigue comprometido en asumir, en lengua oral y lengua de signos española, todos los retos futuros para conseguir que ninguna persona se sienta excluida.