Las incomunicaciones del Alzheimer

Foto: Pontificia Universidad Católica de Chile
Foto: Pontificia Universidad Católica de Chile

Basar la alimentación en la dieta mediterránea, practicar deportes y ejercitar la mente. Estos son los tres pilares de la ‘receta’ elaborada por el científico chileno Nibaldo Inestrosa, Premio Nacional de Ciencia 2008 y director del Centro de Regulación Celular y Patología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien acaba de relanzar su libro ‘Las incomunicaciones del Alzheimer.

El planteamiento de Inestrosa, quien lleva 15 años investigando las causas del Alzheimer, guarda relación con los demás estudios internacionales que pretenden frenar el avance de esta enfermedad neurodegenerativa en las poblaciones.

Como primer punto, el chileno apunta a una dieta ‘protectora’ contra el Alzheimer, para mantener en orden el sistema cardiovascular. Esto implica controlar el colesterol, para lo cual se debe consumir poca grasa animal; además de controlar la diabetes.

Las frutas y los vinos, dice, presentan antioxidantes favorables para la salud. En la misma vía se encuentra la vitamina E como suplemento, los aceites de pescado, las nueces y otros antioxidantes.

A todo esto se le debe añadir, según Inestrosa, hacer ejercicio físico y mental. Leer, armar puzzles o realizar cálculos. Esto, posiblemente, retrasaría la aparición de la enfermedad.

Con respecto al tema genético, el chileno asegura que no existe un factor congénito que determine la aparición del Alzheimer en las personas. Pero, lo que sí existe es mayor riesgo en algunas etnias.

“Las poblaciones mongoloides (chinas y japonesas), al igual que los amerindios tienen una baja incidencia, cerca de un 4% en mayores de 65, mientras que los caucásicos del norte de Europa y EEUU tienen un 16%. La razón de esta diferencia es materia de investigación”, declaró recientemente al diario La Nación de Chile.

“Se piensa que tiene que ver con la genética, pero también con el tipo de dieta de estas personas y la cantidad de grasas que comen, pocos elementos antioxidantes en las comidas y la exposición a la contaminación ambiental de las grandes ciudades, porque el oxígeno que respiramos se transforma en radicales libres que son muy malos tanto para el sistema cardiovascular como para el Alzheimer”, puntualizó.

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